Reseña - La Leyenda de Ochi

Tenía bastante tiempo sin disfrutar demasiado una película en cines. Y es que cuando te encuentras ante verdaderas joyas cinematográficas no queda más que abrocharse el cinturón y disfrutar del viaje. Eso mismo me pasó con La Leyenda de Ochi, nuevo largometraje de la estupenda casa productora A24 que apuesta por un cine familiar lleno de fantasía oscura. Una pieza art house que además nos remite a esos trabajos ochenteros en los que no existía ningún miedo de mostrarle a las infancias el lado más oscuro del ser humano, los lazos familiares rotos o la aceptación del dolor como una parte de la vida cotidiana.

La ópera prima de Isaiah Saxon nos presenta un puñado de personajes peculiares, quienes viven en una aislada isla rumana en donde habita un animal exótico que se esconde en el bosque y que ha causado problemas a los lugareños de la zona. Sin embargo, a pesar de los infinitos intentos por cazar a esta extraña criatura, una adolescente descubre que todas las creencias son erróneas y emprende un viaje para regresar una cría perdida a su lugar de origen. Es así como esta propuesta se aleja de los estándares más comerciales y nos regala una aventura íntima poco ordinaria.

El viaje va acompañado de conflictos morales y cicatrices internas con las que uno empatiza gracias a sus geniales personajes. También destaca una sublime fotografía que sin duda envuelve al espectador y le regala una experiencia visual donde resaltan los imponentes paisajes naturales, escenario perfecto para este insólito cuento fantástico. Las diversas escenas cuentan con un tremendo aspecto sonoro que apuesta por los instrumentos de viento, combinándolos con canciones retro llenas de sintetizadores. Un trabajo con valores de producción hechos a la vieja usanza, sin atascones digitales, ponderando los animatrónicos y los efectos prácticos.

Acompañando al elenco juvenil tenemos a un Willem Dafoe y a una Emily Watson enormes como siempre. Del mismo modo, la joven Helena Zengel está más que correcta y nos lleva de la mano por esta odisea fantástica en la que abundan las leyendas de antaño, los lenguajes fonéticos propios y una originalidad que se agradece. El resultado es fascinante, un soplo de aire fresco que he disfrutado bastante en la gran pantalla, un trabajo artesanal que destila magia y que sin duda me mantendrá a la expectativa de los próximos proyectos de su director.

Diego Rodmor es literato, cinéfilo y geek empedernido. Estudió Lingüística y Literatura Hispánica y se ha desempeñado como editor, gestor cultural y curador de ferias del libro y festivales de cine. Hace crítica cinematográfica en diversos medios impresos, virtuales y visuales. También encabeza la casa productora Celuloide Films que apoya proyectos audiovisuales del género fantástico.